Pocas veces, en muchos viajes, me pasó sentirme tan en el escenario del plan como cuando me vi en Times Square. En realidad, como cuando vi la foto.
Pasa -o me pasa a mi, en realidad- que a veces ando tan acelerada por la emoción de descubrir nuevos lugares que no me detengo a pensar en donde estoy. Y suele ocurrirme mucho en las ciudades grandes donde tengo una lista interminable de cosas para ver: Llegar al punto, observarlo, aprender de él, anotar lo importante, sacarle una foto, seguir al otro punto; y así. Lo bueno es que a la noche, cuando vuelvo con algo de batería en el cuerpo -y en la cámara- reviso las imágenes del día, y ahí -a veces – soy consciente de dónde estoy.
Me pasó cuando me vi en esta imagen:
Nueva York es un escenario que está en la memoria de todo aquél que haya consumido películas de Hollywood, y en mi caso, así fue hasta no hace tantos años. Esto hizo esquina de la Avenida Broadway y la Séptima Avenida se vuelva un lugar conocido, aún sin antes haber estado en él.
Taxis amarillos a docenas, carteles compitiéndole al sol, edificios desafiando montañas, neoyorquinos cargados en las manos con take away, tipografías conocidas, la ball drop, los teatros, el subway… Todo estaba en el lugar que tenía que estar; y mi cara no puede disimular la fascinación que tenía. Yo estaba siendo parte de la película que tenía en la cabeza; el escenario me quedaba muy cómodo, no tuve que usar disfraz y el mobiliario estimulaba todos mis sentidos (así fue que desplegué mi actuación antes de entender el libreto).
Manhattan es un lugar increíble, desde muchísimos puntos de vista, y Times Square un resumen excelente: tiene todo, salvo estrellas (de las que no son famosas). Hay tanta luz, que desde el piso 86 del Empire State Building se ve la iluminación de la zona (y son más de 15 cuadras de distancia).
De día, el show es igual de intenso.
Sigo siendo la artista de la foto, y mientras escribo -ya lejos de las luces, y en compañía de estrellas en el cielo- lo repito para convencerme. Sí, mi imaginario reprodujo aquel andamiaje fílmico de una forma extraordinaria, pero se le había olvidado hacerme dar cuenta de que me gustaba tanto…
Si tenés la posibilidad, viajá a conocer Nueva York. Es una ciudad que superó ampliamente mis expectativas y que -realmente- me encantó. La convivencia de los imponentes edificios con la aceptación de todos los gustos y el estilo de vanguardia vuelven cultural hasta el distrito financiero.
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