En Jujuy y en todo el Norte Argentino abundan los cuentos y leyendas populares; acá te comparto las más famosas.
EL CERRO DE LOS 7 COLORES
Hay historias cuyo origen se remonta a un tiempo que no se puede contar, existen desde que el mundo es mundo. Como la que cuenta que una vez la Pachamama mandó a llamar a los duendes que habitan los cerros para darles la tarea de hermosear uno de esos picos, a fin de que los habitantes de la región quedaran enamorados de la tierra y no la abandonaran.
Esta tarea para nada sencilla iba a necesitar la complicidad de otros agentes, era indispensable que los humanos no viesen a los duendecitos, así que Pachamama acudió a Mama Quilla (luna) para pedirle que ayudara en las noches a sus pintorcitos a no perderse; pidió luego a Inti (sol) que durante el día pusiera especial atención en iluminar la obra que resultara para que todos pudiesen verla.
Todos respondieron a la convocatoria que hiciera la Madre Tierra favorablemente y fue el viento el que llevó el mensaje a los cardones para que le contaran a la Pacha
Los cardones desde años embellecen el altiplano y su impronta es lo que hasta entonces había hecho que los habitantes de esas tierras secas, lejanas y silenciosas siguieran siendo atractivas para sus habitantes, además de ser siempre sitio obligado de muchas otras personas que no conocían la lengua del lugar pero que sabían de la belleza que encerraba en lo profundo de sus valles y lo elevado de sus picos y planicies.
Y el plan comenzó a desarrollarse. La luna salió como todas las noches a recorrer el cielo e iluminar la tierra mientras el sol descansaba. Los duendes alistaron sus pinceles y marcharon llenos de alegría al son de un cántico que no se oye y que los pone muy contentos. Parados frente al cerro, observan a los cardones que les indicarán por dónde empezar.
Entonces la magia comienzan, los duendes cogen sus pinceles, los mojan en el salar blanco y recogen los colores del cerro ‘paleta de pintor’ que la Pachamama les ha preparado para poder colorear el otro cerro con los ‘siete colores’.
Los duendes comienzan a pintar. Los pigmentos cargados de color tierra y sal dejan destellos de luz cuando los pinceles hacen ribetes en el aire y sobre el cerro. Las llamas se acercan y donan su lana para renovar el pincel, las ovejas miran y los cardones se enamoran de los dibujos que se van delineando. La luz de Mama Quilla se intensifica cuando las estrellas excitadas se acercan para apreciar la obra de arte en proceso. Los duendes saltan y ríen, están felices, su trabajo es también una ofrenda a los dioses.
Los ríos no son ajenos al espectáculo y se tiñen color tierra cuando los duendes enjuagan en ellos sus pinceles, así el agua del deshielo llega a la gente llena de la magia con la que los pintorcitos colorean el cerro.
Durante toda la noche los artistas mágicos desarrollan su tarea. Usan el rosa de los flamencos, el rojo de los minerales de la mina, piden prestado un poco de verde a los pastos del valle, al dorado se lo calotearon a Inti y del centro de la tierra traen el naranja, el azul se hizo con un poco de cielo de noche mezclado con el blanco del salar.
Los pintores preparan los colores en la paleta y esperan la aprobación de la Pacha Mama para seguir la tarea. La Madre tierra contempla la obra, se siente satisfecha y orgullosa.
Los cardones que antes guiaban a los duendes dónde tenían que ir pintando, ahora les avisan la llegada próxima de Inti. Mama Quilla empieza a esconderse tras la cordillera. Los duendes empiezan a juntar sus cosas, y al paso van pincelando el paisaje y salpicando colores por todas partes.
Los duendes se van a descansar cuando otros seres empiezan a despertarse. Van a volver cuando de nuevo Mama Quilla vuelva y seguir con la tarea que la Pachamama les ha encomendado, tarea interminable. Su trabajo será admirado por todos a la luz de Inti, y no sólo por los lugareños, sino que atraerá miles de vecinos y gentes de otros lugares muy lejanos.
Dicen que el canto que no puede oírse de los duendes se ha convertido en un eco que viene de lo profundo de los cerros y las personas lo han recogido en una copla que los pobladores de Purmamarca y Maimará suelen cantar cuando el crepúsculo llega, acompañados por sicus, erkes, y el sonido del viento las voces se elevan y cantan esta coplita para dale ánimo a los duendes, para agradecer su obra y para que las voces que chocan en las paredes de los cerros, golpeen las partículas de sal de los pigmentos y las hagan brillar como estrellas en la noche:
Hay fiesta hoy en el cielo,
la luna llena se acerca,
los duendes más que felices
de comenzar la encomienda.
Con pinceles de vicuña,
con colores y con magia,
bajan por la quebrada
ofrendando a Pachamama.
Antes que el Sol los alcance,
antes que las estrellas se apaguen,
pintarán colores y sombras,
en la quebrada del Valle.
Con gritos sordos, los duendes
me cantaron esta copla
me la contaron al oído
para pasarla de boca en boca.
Fuente: Raza Folklorica

EL COQUENA
El cazador de cazadores, una mágica criatura que habita en la puna jujeña y que infunda el terror porque busca a los que maltratan a los animales y los hace vivir en carne propia el sufrimiento que han impartido.
Esta criatura vela por el bienestar de los camélidos andinos y tiene el poder de devolver a quienes cazan y maltratan todo el sufrimiento causado. Se llama así mismo el cazador puneño, el Coquena, y se encarga de enseñar a quienes practicar la caza que no deben hacerla y muchos con armas de fuego.
Aunque pocas veces se ha dejado ver, aquellos que tuvieron oportunidad de toparse con él aseguran que su apariencia se asemeja a la de un niño lampiño pero con rasgos indígenas. Se viste con poncho de vicuña, ojotas, sombrero ovejuno y siempre mascando coca. Otra de sus características es su rapidez para trasladarse ya que le permite seguir el ritmo de los animales sin ninguna complicación. Lo curioso de este ser es que no deja rastros de sus pasos, se mantiene casi siempre invisible sólo perceptible a la fauna de la zona.
Tan popular es la Leyenda de Coquena en Jujuy, que se le ha dedicado poemas de esta criatura mágica de la quebrada como cuentos donde en un fragmento dice lo siguiente:
– ¿Tú viste a Coquena ? – Yo nunca lo vide,
pero si mi agüelo, – repuso el pastor ;
una vez oíle silbar solamente
y en unos tolares, como a la oración.
“Coquena es enano ; de vicuña lleva
sombrero, escarpines, casaca y calzón,
gasta diminutas ojotas de duende,
y diz que es de cholo la cara del dios.
De todo ganado que pase en los cerros
Coquena es oculto, celoso pastor ;
Si ves a lo lejos moverse las tropas,
es porque invisible las arrea el dios.
Y es él quien se roba de noche las llamas
cuando con exceso las carga el patrón…”
EL UCUMAR
El Ucumar es un hombre oso que vive en los lugares muy escondidos de las quebradas, en las cuevas de las peñas, en medio de los montes y cerros altísimos. Su madre, una joven cazadora, se extravió en la selva y fué atrapada por un oso, dando así origen a la raza de los ucumares.
Es petiso, panzón y su cuerpo esta completamente cubierto de pelos largos y negros. Tiene barba y los cabellos le cubren la cara de rasgos humanos. Sus piernas son como las de un oso y los pies poseen, a diferencia de los nuestros, el dedo grande muy abierto. Sus huellas han sido encontradas cerca de las vertientes donde va a tomar agua.Los ojos son pequeños pero muy vivaces y de mirada intensa. Es un ser con una fuerza extraordinaria.Pueden oírse sus gritos cuando el viento es favorable.
La gente lo teme pués roba a las mujeres y las lleva a vivir con el. El Ucumar hembra rapta hombres jovenes para formar pareja. Es frecuente que las mujeres secuestradas regresen a sus hogares después de algunos años. Los relatos de las sobrevivientes coinciden: todas afirman que vivían en una cueva, la cual el hombre-oso cerraba con una gran piedra. Cuando los hijos crecen, heredan la fuerza del padre y pueden correr la piedra, librándose y ayudando a escapar a sus madres de la prisión.
Existen versiones de que no sería un animal, sino el alma de un hombre rico condenado por mezquino y malvado. Bajo el aspecto de Ucumar, echando fuego por los ojos, ataca a la gente para matarla y comerse el corazón; pero es probable que estos datos sean rasgos exagerados provocados por el temor que infunde. De hecho, muchos cuentan que es generoso con aquellos a quienes atrapa, los cuida y los alimenta con miel y frutas silvestres.
EL CULLIGUAGÜITA
Una leyenda cuenta que en Jujuy hay un chico que no le tiene miedo a nada.
¿Será posible?
Fuente: www.educ.ar