El Siku (instrumento)

El Siku es un instrumento de viento formado por un conjunto de cañas de diferentes largos, y es muy utilizado en el Norte Argentino (asi como en el altiplano de Bolivia, y en Perú).

La denominación proviene del idioma Aymara "siktasiña" que quiere decir preguntarse o comunicarse.
Este instrumento universalmente es conocido como la zampoña o flauta de pan; y en el idioma Quechua se le denomina "antara"

eMicaela Chauque tocando el Siku, Tilcara, Jujuy, Argentina | FUENTE: Ministerio de Cultura de la Nación Argentina


El poblador nativo de América, asumió desde hace siglos el lenguaje de la naturaleza y la tomó de guía. La historia está llena de esa concordancia, así como del respeto e intuición que se mantiene a lo desconocido; desde esta cosmovisión emerge la eterna esperanza de bienestar simplificada en las costumbres y las creencias. Es en este contexto, entre simbolismos y realidad, donde encontramos a los Sikuris.

El elemento material e instrumento musical del Sikuri es el Siku, este consta de dos partes separadas (Ira el macho y Arca la hembra) que se necesitan y complementan para conseguir melodías gracias a la técnica del diálogo musical; el Siku se toca en pareja, y la tropa (grupo de Sikuris) viene a ser la junta de varias parejas de Iras y Arkas que se fusionan para existir. A esta dualidad unitaria tanto del instrumento como de los instrumentistas y que viene a representar la concepción esencial para la vida, la conocemos como JJAKTASIÑA IRAMPI - ARCAMPI, entendido como ponerse de acuerdo, recibir-devolver, producir algo nuevo.


En las culturas del mundo el soplo está asociado con el génesis, la energía y la magia. En el Sikuri todo eso lo encontramos, desde las cañas cogidas de la Pachamama (tierra) y convertidas en Siku (instrumento), hasta el fervoroso arrebato humano del Sikuri (músico) que al darle su aliento lo transforma en Sikuri (música); música destinada nuevamente a la Pachamama, pues su función es propiciar la buena cosecha. Es el simbolismo de la vida, el ciclo y la eternidad; por eso cada sesión de Sikuris intuitivamente desemboca en ritual, su energía trasciende lo artístico y evoluciona en espiritualidad y vigor.