¿Viste cuando sabés lo que tenés que hacer, y actuás en su consecuencia? Bueno, este es un ejemplo de hacer todo lo contrario.
Por esas causalidades de la vida, mi ex y yo sacamos pasajes para visitar Nueva York en la misma fecha. Ninguno había viajado antes a esta ciudad, y nunca fue un destino charlado entre nosotros, pero el universo quiso que estemos ahí al mismo momento.
Un mes antes de viajar, porque tenemos amigos en común (de esos que son muy muy amigos), cada uno por su lado se enteró que el otro iba a estar en la misma ciudad. En lo que a mi respecta, la situación me dio mucha gracia, no podía leer un mensaje coherente en tan grande coincidencia; pero no me preocupó. Nuestra separación fue muy hablada (hace más de 3 años), y aunque ya no tenemos relación por no molestar a su pareja, quedaron las cosas muy bien entre los dos.
Haciendo chistes con mis amigos, me imaginaba la idea de cruzarlo el 11 de septiembre en el acto que estaba programado en el World Trade Center; me imaginaba que, como Nueva York es una ciudad tan grande, si había alguna posibilidad de verlo sería en un lugar y hora donde estaba ya programada una congregación de personas. Me acuerdo que les dije: “… igual, nada, todo bien si nos cruzamos. Él va a estar paseando con su pareja y yo sacando fotos con mi vieja. Si se cruzan las miradas, haré manito de lejos y chau, como para no quedar como que me hago la boluda… Y listo…”. Ingenua de mi, por pensar que uno puede programar las reacciones…
Yo estaba caminando por el medio del puente yendo para el lado de Brookyn, buscando un momento sin gente para una buena foto. Mi mamá estaba en el costado izquierdo tomando fotos desde la baranda, a la panorámica de enfrente Brooklyn. De repente los veo, a mi ex y su actual, caminando para el lado de Manhattan, arriba del mismo puente, a mi costado izquierdo, casi pegados a la baranda.
¿Viste que había dicho eso de “hago manito, y listo…”? Bueno, salí corriendo, como una nena de 5 años, muerta de risa, y me escondí atrás de una de las columnas. Por suerte, hasta ahora, nadie notaba mi rapto infantil, pero parece que yo no estaba contenta con la escena, asi que le empecé a hacer gestos desesperados a mi madre para que se aleje de donde estaba (exactamente al lado de ellos) y venga para donde estaba yo. Claro que ella no entendía porque yo de repente saltaba y hacia gestos poco serios. Asique tardó un rato en darse cuenta, el mismo que notaron ellos en notar lo extraño de la situación que tenían al costado (una mujer haciendo movimientos raros porque no entendía si tenía que posar para una foto, o salir de mi campo de visión).
Cuando noté que ellos voltearon, yo también lo hice y seguí camino para Brooklyn. Lo interesante de la situación es que, si yo seguía caminando exactamente por donde iba, sin alterar mis pasos, nadie más que yo iba a ver una situación extraña arriba de ese puente.
Algo quiso que los vea, y que salga corriendo, y que ahora esté escribiendo este posteo ¿Qué es ese algo? La vida, que no para de decir que las historias se encuentran andando. La única señal que tuve cerca, fue la foto del cartel que prohíbe los candados (con multa de 100 dolares) y aplaude el amor ¿Qué significa? Todavía no lo procesé…
Si te gustó, compartilo:
- Hacé click para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva)
- Hacé click para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Hacé click para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva)
- Click to share on WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Click to share on Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Hacé click para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva)
- Hacé click para imprimir (Se abre en una ventana nueva)