A 358 kilómetros de la capital de Argentina -dentro de Buenos Aires-, a 2 kilómetros de Pinamar y a 100 metros de la playa, se encuentra un antiguo edificio que nació en tiempos de la belle époque y albergó durante dos temporadas consecutivas a Antoine Saint Exupéry, el famoso autor francés que escribió El Principito, el libro más vendido y traducido en todo el mundo después la Biblia.
Antoine Saint Exupéry en Argentina
El escritor francés -que nos enseñó que sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos– viajó por primera vez a Argentina a finales de los años 20 y su experiencia cuenta que fueron más de 15 meses de aventuras y recorridos a lo largo del país. Estuvo la mayor parte del tiempo en Buenos Aires donde escribió El Aviador, su primera obra, y donde conoció a su esposa (Consuelo); llegó hasta el Fin del Mundo en la provincia de Tierra de Fuego, quedó maravillado con la Cordillera de los Andes, y unió las localidades de Bahía Blanca, Viedma, Trelew, Puerto San Julián, Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado y Río Gallegos en un viaje lleno de aventuras.
En uno de sus viajes, también, conoció Ostende, se enamoró del lugar, y decidió descansar durante dos veranos consecutivos en un hotel que por entonces estaba perdido entre las dunas. Por suerte hoy a ese hotel se puede llegar facilmente, y -para mejor- también se puede visitar la habitación que él ocupó – la que se conserva con los muebles originales. Es el Viejo Hotel Ostende, del que te vengo a contar.
Cuando me enteré lo que te acabo de contar (que la habitación de Saint Exupéry estaba conservada originalmente y que se podía visitar) además de ponerme muy contenta, reacomodé mi agenda y escribí al hotel en cuestión preguntando si podía ir a visitarla. Me contesto Roxana, dueña y administradora del Viejo Hotel Ostende en la actualidad, y me dijo que sí. Ahora sí estaba feliz.
Cuando llegué ella estaba esperándome, me hizo una recorrida por todo el famoso hotel y además me contó la historia de Ostende en sus primeros años y lo orígenes del edificio. Después de charlar un rato, fuimos a la habitación del aviador que en plena Segunda Guerra Mundial nos regaló a El Principito, y para finalizar la visita me llevó a un espacio del hotel casi tan mágico como la habitación de Saint Exupéry, pero te lo cuento cuando te de más detalles (unos renglones más abajo).
La habitación de El Principito en Ostende
¿Te pasó alguna vez tener muy vista una imagen y, en un momento, verte inmers@ en ella? Bueno, me pasó así cuando Roxana abrío la habitación 51. Desde que vi la imagen de la cama de caño verde y cisnes en el respaldo me obsesioné con conocer el espacio que eligió quien -para mi y para muchos- es uno de los mejores inventores del mundo (¿O me podés negar que un cuento es un invento?).
¿Que pensaría Antoine si volviese a despertar en esa habitación y desde la cama -al abrir los ojos- viera los cuadros que adornan las paredes con su cara y su obra? ¿Qué imágenes habrá guardado en su memoria de aquél lugar, y en qué parte de algun texto lo encuentro? ¿Serán las dunas de Ostende las que inspiraron las dunas de El Principito? Son algunas de las preguntas que se me venían a la mente mientras disfrutaba de compartir el escenario a destiempo con Saint Exupéry…
La habitación es acojedora y luminosa, más chiquita de lo que la imaginé y más hermosa también. Es austera, sin lujos pero con estilo, y te permite teletransportarte por un rato a aquella época. Los dibujos en las paredes blancas muestran las imágenes más representativas de El Principito y las noticias encuadradas narran las aventuras del piloto por la costa Argentina. En la mesita del luz está el best seller en varios idiomas, y al costado izquierdo una tinaja de aseo que -me imagino- correría para sentarse a escribir en el mueble espejado que la sostiene.
Su vinculación con el hotel y el balneario de Ostende, fue tan emblemática que brindó los motivos necesarios para que en el año 2000 se declare formalmente a Antoine Saint Exupéry ciudadano ilustre del Municipio de Pinamar (en coincidencia con el centenario de su nacimiento: 29 de junio de 1900).
Viví mucho con personas mayores y las he conocido muy de cerca; pero esto no ha mejorado demasiado mi opinión sobre ellas.
El Principito
Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.
El Principito
Yo —dijo aún— tengo una flor a la que riego todos los días; poseo tres volcanes a los que deshollino todas las semanas, pues también me ocupo del que está extinguido; nunca se sabe lo que puede ocurrir. Es útil, pues, para mis volcanes y para mi flor que yo las posea. Pero tú, tú no eres nada útil para las estrellas…
El Principito
Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.
El Principito
Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.
El Principito
No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
El Principito
Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.
El Principito
Él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer.
El Principito
Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.
El Principito
Los hombres ocupan muy poco lugar sobre la Tierra. Las personas mayores no les creerán seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho sitio.
El Principito
La idea original era terminar el posteo acá, dado que esta nota sólo iba a contar lo de Saint Exupéry, pero ¡Ilusa de mi! El Viejo Hotel Ostende tiene más de 100 años de historia, y es un lugar para disfrutar en si mismo ¿Cómo no me iba a interesar?
El Viejo Hotel Ostende
Cuando hablás con Roxana y escuchás la historia del Viejo Hotel Ostende, entendés porque el lugar está como está. El edificio entero parece un museo -con todo lo que implica-, la cultura se respira, en las paredes hay fotos antiguas en blanco y negro de antiguos visitantes, las salas se visten con muebles de época y madera noble, los pisos están intactos, las paredes blanco brillante resaltan la forma de las ventanas, y las escaleras del patio interno bañadas por enrredaderas pueden ser el puntapié para cualquiera con un poco de alma de poeta.
Además de Saint Exúpery, los escritores argentinos Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo conocieron el hotel en la década de 1940, y se inspiraron en este entorno para escribir su novela policial “Los que aman, odian”, en la que el Viejo Hotel Ostende aparece como una imagen fantasmagórica entre las dunas, suscitando todo tipo de fabulaciones. Si querés conocer los 100 años de historia que tiene este edificio hacé clic acá.
El hotel abre durante la temporada de verano, desde el 20 de diciembre, y el precio por persona -además del alojamiento con pileta- incluye desayuno y cena de calidad en un salón antiguo, y una carpa en el balneario del hotel que queda a 140 metros; esa es la parte convencional del servicio.
La otra parte del servcio, incluye actividades culturales durante toda la temporada (tales como cine al aire libre, noches de lectura, y ser la sede de La Noche de las Ideas), préstamo de libros (con una futura biblioteca en construcción), rincones para viajar en el tiempo (además de la convivencia con el mobiliario antiguo, Roxana me contaba lo común que es ver a los turistas leyendo en las diferentes salas del hotel), y el lugar que -al principio- te dije que era casi tan mágico como la habitación del escritor: un mini cine privado, divino.
Sí, un mini cine. A lo antiguo, cuidado en detalles y adornado por imágenes de los grandes clásicos. Tiene 20 butacas, una acustica bien pensada, y una pantalla para que veas el dvd que elijas de la colección que el hotel tiene para prestarte.
Si te interesa alojarte en el Viejo Hotel Ostende podés ver las habitaciones y los precios en su Página Web, y si querés reservar vas a tener que comunicarte. El teléfono en Capital Federal es +54 (011) 4327-1093 o 4326-6461; y en Ostende es +54 (02254) 486081.
Me contaba Roxana que, parte del servicio personalizado que recibe cada huésped, es no aceptar reservas via internet.
Para terminar la visita, fuimos hasta el balneario del hotel que estaba ultimando detalles para la temporada 2017/2018. Otro punto a favor del Viejo Hotel Ostende: el servicio en la playa va a funcionar con prácticas sustentables (todas las luces son led, va a haber separación de basura, se está empleando madera rústica en la construcción, amplios ventanales permiten la optimización de la luz en el bar de playa, y se va a incorporar un calefón solar la próxima temporada).
El día estaba nublado como ven en la foto de arriba, pero a mi nada me sacaba la sonrisa de haber conocido la habitación que eligió Saint Exupéry.
Le agradecí a Roxana por el tiempo y las historias y volví a Pinamar, a seguir el viaje.
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Muy interesante el articulo!
Muchas gracias 😀
Muchas gracias 🙂
Saludos