Tandil es un destino que esperaba conocer con mucha expectativa, asi que decidí planear el viaje con tiempo y buscar entre los muchísimos alojamientos que hay, uno que realmente me encante y me sea accesible; vale aclarar que decir “me sea accesible” implica: un precio coherente, que tenga wifi, estacionamiento, desayuno y que acepte mascotas. El wifi es porque durante la mayoría de los viajes estoy trabajando -y en todos escribiendo-, los perros siempre viene conmigo si no hay un avión en el trayecto, y el estacionamiento es porque muevo demasiadas cosas en el auto qu eno quiero estar bajando cada vez que me mudo. Para que me encante necesito que me guste estéticamente y que me aporte algo.
Kurache, por lejos, cumplió todos los requisitos.
Dado que está ubicado al límite de la parte urbana con la zona rural, el contexto que envuelve la casa donde me hospedé es algo que no puedo dejar de mencionar. Kurache es una casa de barro rodeada de sierras verdes y piedras grises; la entrada está ubicada en una de las 2 arterias principales (Juan B Justo) que desembocan en el centro de Tandil; y la segunda arteria principal (Estrada) está a menos de 1 minuto en auto -y te da la bienvenida con un cartel que dice circuito turístico. Menciono esto porque una de las cosas que más me gustó del viaje fueron los trayectos desde el hospedaje hacia los destinos. La calle Estrada es una ruta que no te podés perder de hacerla de punta a punta.
Adentro, la casa parece que te abraza. Los materiales nobles como el barro y la madera dan esa sensación de calor y cobijo bien propia de tierra, y en este lugar sí que se siente a la naturaleza.
Se siente porque, además de ser una construcción natural, es un lugar que convive en armonía con el medio en todo sentido (no tiene líneas rectas, hay separación de residuos, tiene baño seco, tratamiento de aguas grises, calefacción a leña, usa un termo solar para calentar el agua de las duchas, tiene aislación térmica, techo verde, y mensajes coherentes con una filosofía de cuidado y respeto por el ambiente). Lo sé porque dormí tres noches ahí, y porque pude hablar con Jorge, quién lo soñó, ideó, construyó y administra.
Jorge se fue de la Ciudad de Buenos Aires hacia Tandil buscando una vida en contacto y armonía con lo natural; y creó Kurache con el objetivo de ser un puente. Sí, un puente entre la persona que olvidó sus raíces y el humano natural que todos somos. Lo que entendí hablando con Jorge -y sentí estando ahí-, es que Kurache es un lugar para conectarse, encontrarse, pero con uno -y su/la naturaleza.
Atrás de la casa hay una huerta, en el costado derecho un espacio para el fogón, a la noche el croar de las ranas compite con el canto de los grillos y se ven muchísimas estrellas, a la mañana los pájaros aturden y a la tarde el sol pinta el pórtico de naranja… Así es cuando algo me encanta.
Adentro de la casa no te falta nada. Hay un espacio común con horno y hornallas eléctricas, heladera, alacena con galles y condimentos, juego de cocina y hasta una biblioteca donde encontré un libro de mi autor favorito: Nada es azar, de Richard Bach.
Después son 2 habitaciones separadas, ambas equipadas para que vivan hasta 6 personas (pero también la alquila para menos). Acá te comparto el mapa por si querés ver bien donde queda…
Y sí, lo recomiendo. Porque además de sumar lo lindo, estás haciendo que tu viaje tenga más sentidos ¿Sabés que significa Kurache? Gente de la piedra, y creeme que en Tandil tiene mucho sentido.
Si querés saber más de Kurache (y de los encuentros que se realizan ahí -meditación, temazcal, reiki, etc-) entrá a su Página Web o a su Página de Facebook.
Si querés ver todas las notas sobre Tandil hacé clic acá, y si querés que te ayude a planificar tu viaje mandame un mail a leerdelviaje@gmail.com o escribime en los comentarios 🙂
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1 comentario en "Kurache: un hospedaje ecológico y hermoso en Tandil (Buenos Aires, Argentina)"