Me desperté con esa sensación hermosa que me viene los días que salgo de viaje. Estaba todavía acostada en la habitación que ocupé por 22 años en la casa de mi mamá -y que ahora ocupaba hace 4 días-, había un rayo de sol colándose por el espacio entre las cortinas, y yo supe que iba a ser un gran día. Cragué la mochila en el auto, subí a dos de mis tres fieles compañeros (vinieron Andina y Schopenhauer, Eureka se quedó en la casa de mi mamá por unos días) y salí de Villa Devoto en busca de la Ruta Nacional 3 que me llevara hasta Tandil. Tenía dos paradas programadas antes de llegar, la primera fue San Miguel del Monte.
San Miguel del Monte, llamado habitualmente Monte, está a 107 km de la Ciudad de Buenos Aires, sobre el margen izquierdo del río Salado y es una de las ciudades más antiguas de la provincia.
Su principal atractivo (y la mancha celeste que me resaltó en el mapa y me hizo elegir la parada) es la Laguna de Monte. La laguna se originó por la erosión de los vientos durante períodos de climas secos. Es un espejo de agua de 740 hectáreas y tiene un perímetro semicircular de 15 km a la vera del cual creció la ciudad. Además la laguna permite a los vecinos y turistas la práctica de diferentes deportes náuticos y actividades recreativas; yo fui al mediodía de un martes, fuera de temporada, y sólo se lo de los deportes náuticos porque lo leí antes de llegar… Mis ojos sólo veían paz.
Ni saqué muchas fotos ni recorrí todo lo que tenía pensado… La laguna bordeada de verde que espejaba el cielo ocupó toda mi atención hasta que se hizo la hora de seguir a la segunda posta del viaje. Andina y Schopenhauer hicieron el reconocimiento necesario y los tres nos quedamos al límite contemplando la nada y viendo de todo por un rato largo. O capaz ellos nada más descansaban y yo sóla me sentía tan bien, pero es que además de la paz que me daba la laguna, estaba en plena circunstancia de viaje; y todavía no encontré alguna situación que me estimule más.
Con respecto a San Miguel del Monte, superó mis expectativas, y es una re buena opción para despejarse a menos de una hora y media de la Ciudad de Buenos Aires. Cuando vuelva voy a hacer mi recorrida bloguera, mientras te comparto la Página Oficial de Monte para que veas toda la oferta turística que hay.
Con respecto al viaje, seguí hacia el Castillo de Egaña (a 25 km de Rauch) y después llegué a Kurache, mi alojamiento ecológico en Tandil. No me había equivocado; fue un gran día.
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Hola Hermosa!!! Soy Rosana y te voy siguiendo en lecturas. Aun no emprendo mis caminos. Y me frena tener perritas! Y quiero saber si has encontrado un lugar en San Miguel del Monte y parar con peluditas? Ojala me afirmes que sí! Buenas rutas aniga!